lunes, 18 de octubre de 2010

Estamos bien

Uno de los 33
Claro, ahora todos se suben al carro de la victoria. Ahora, sí pues, ahora todos son portadores de esperanza y optimismo. Todos dicen haber sabido en el fondo que todo iba a estar bien. Yo no tengo vergüenza en admitir que fui de los primeros en descartar toda luz de esperanza, en decir, no sin pesadumbre, que probablemente todos, los 33, estaban muertos. Y a pesar de lo que la mayoría dice ahora, la verdad es que no estaba solo en mi sentir. Si no, no se explica el estallido en júbilo que se presenció el día 22 de agosto de 2010, cuando los mineros enterrados a setecientos metros de profundidad lograron comunicarse con una milagrosa sonda que le apuntó al lugar donde esperaban 33 almas en buenas condiciones. No pude dejar de sentir que la opción más extraña e improbable se estaba dando: todos en buenas condiciones después de un derrumbe de cientos de toneladas. Fue emocionante, sobretodo por las familias que llevaban en vigilia diecisiete días y diecisiete noches para entonces, sin saber si sus seres queridos vivían.

Después del golpe de optimismo, recobré mi metódica actitud y pensé que el tiempo para sacarlos se extendería más allá de lo que permitiría a los mineros mantener el buen juicio. Por eso me sorprendí enormemente cuando el denominado Plan B llegó al taller donde esperaban los siniestrados.

Me dio la impresión que el ascenso sufriría demoras producto de problemas de salud que manifestarían los rescatados o que el artilugio que los transportaba a la superficie fallaría o se atascaría. Nada de aquello pasó.

En realidad, mirando en retrospectiva y dada la magnitud del accidente, como rescate todo salió de la mejor manera posible. El Gobierno de Chile hizo una labor incansable y comprometida incluso desde el momento en que parecía que se harían responsables de una tragedia. Los técnicos y equipo de campo no descansaron y todo el país se unió con fuerza: artistas, deportistas, obreros, artesanos, uniformados, profesionales de la salud. Porque cada uno de los 33 representaba a cada uno de los diecisiete millones. Éramos todos los que necesitábamos ser rescatados.

El rescate terminó en tiempo récord, con un registro impecable y una organización envidiable. Y yo nunca estuve más feliz de haberme equivocado tan sistemáticamente.

Para la anécdota quedará el número 33 que vimos en la cantidad de hombres atrapados, en la cantidad de días de trabajos de perforación antes de llegar a ellos, en la cantidad de carácteres del mensaje con que los mineros se comunicaron con el exterior "ESTAMOS BIEN EN EL REFUGIO LOS 33" y otros hechos. Pero es precisamente este último mensaje el que me hace pensar más allá de la numerología. Cuando se pudo establecer comunicación directa con los atrapados lo primero que supimos es que estaban preocupados por los que iban saliendo, es decir no sabían si se habían salvado o quedado atrapados en otra parte, no obstante el
mensaje leía "los 33", como si todos supiéramos quienes serían y como si ellos supieran que no había más en su situación. Nada de teorías paranoicas ni nada similar, pero es una cosa que no me he podido explicar como todo el éxito sin inconvenientes.

Quizás sólo pienso que todo el rescate fue demasiado bueno para ser cierto. Pero seguro que "los 33" poco se preocupan por esto, en realidad poco les debe importar muchas de las cosas "superficiales" de la vida, luego de haber vuelto desde el fondo de la montaña y transformarse en el ejemplo de lucha, organización, temple, determinación y valentía. Y con ellos, todos los chilenos. BlogBooster-The most productive way for mobile blogging. BlogBooster is a multi-service blog editor for iPhone, Android, WebOs and your desktop

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sábado, 15 de agosto de 2009

Por la ciencia de la ficción


Un escritor amigo mío me dijo cuando lo conocí que no buscaba con su trabajo un golpe de fama, un libro que lo llevara a dar entrevistas o charlas, ni siquiera ser reconocido por sus pares. La pregunta me vino de las entrañas como un acto reflejo: ¿y para qué escribes? La respuesta la acuñé como mía y desde ese mismo instante me avergüenzo, en cierto modo, de haber proferido semejante interrogación.

Una pregunta más apropiada la formuló él mismo: "¿cuál es el género literario más ligado a la creatividad y el ingenio?" Para mí una cuestión muy difícil de responder, ya que a mi juicio el sólo acto de escribir (en general) está ataviado con la creatividad, cuando no de la imaginación desatada. No es fácil llenar el papel en blanco. Por suerte se trataba de una pregunta retórica y él mismo se encargó de contestar con un incontrarrestable "la ciencia ficción, amigo mío".

Me dio sus razones muy bien argumentadas, pero aun así no sabía si estaba de acuerdo y me encargué de manifestar mi resistencia con más preguntas, de ésas que empiezan con "¿y por qué, entonces...?" lo cual me dejaba en una posición defensiva, sin razón aparente. Cuando incluyó en su argumentación al subgénero de fantasía y terror, matizó mi reticencia, pero no la disminuyó. En conversaciones siguientes, ya con la fluidez que genera la confianza, debatimos amistosamente sobre la creatividad y la literatura, el ingenio y la fantasía.

Hoy pienso exactamente como él, pero no gracias a él.

Fue en el verano de 2008, varios años después, cuando me convencí de la superioridad creativa del supra-género formado por la ciencia ficción y la fantasía. Y al perpetrador le bastó sólo una hora para persuadirme completamente y ni siquiera estaba conmigo. Sucedió con una entrevista que vi en televisión, en el programa "Una Belleza Nueva" de Cristián Warnken, quien hizo un capítulo notable con Sergio Meier como protagonista.

Sergio Meier es un personaje sacado de sus historias, un hombre ilustrado y ucrónico, ansioso por el conocimiento y el culto a la imaginación, el dios "Los", según los relatos por los que él mismo se apersona de uno de sus referentes, William Blake. Sergio es un distinguido de la escena chilena, no sólo en el sentido de la elegancia que lo define más allá del estilo, sino además por su capacidad para marcar la diferencia siendo tempranamente un escritor de ciencia ficción y publicando en 1986 "El color de la amatista" con veinte años. Luego sería el primer representante y referente del steampunk en Chile, entregándonos, veintiún años más tarde, "La segunda enciclopedia de Tlön", excelente obra de los universos paralelos que fascinaban a Meier. Entre estos dos libros profundizó sus estudios filosóficos, científicos y literarios; participó en muchas antologías de ciencia ficción y fantasía, además de promover sus ideas y su visión del universo en charlas y seminarios.

Su forma de expresarse, de vestir y de trabajar recuerdan a un gentilhombre del siglo XVIII, época con la cual el mismo Sergio manifiesta sentirse a gusto. Sin embargo, sus pensamientos son de vanguardia, por lo cual se asocia con la ciencia ficción "dura", aquélla que contiene paradigmas físicos y matemáticos complejos de la mano de la ciencia moderna. En sus libros y relatos encontramos alusiones a científicos como Newton, Leibniz o David Bohm o la hermosura matemática de los fractales o el paradigma holográfico sintetizado a partir de varias obras de las mentes más brillantes de la historia del hombre. Este último tema se volvió una contribución de ésas que son "esenciales", traspasando al mundo de la filosofía y convirtiéndose en su fe poética.

Quienes lo conocen como amigo le llaman "el Lovecraft de Quillota" y Sergio Meier asegura que le ha tocado una vida similar a Howard Philips Lovecraft, incluso a su pesar, aunque fue el autor de una traducción apócrifa del estadounidense. ¿En qué se parecen? Primero, Quillota es un pueblo comparable a Providence, ciudad natal del norteamericano; ambos se recluyen de la urbanidad más agitada, en cierta forma; ambos hicieron de "ghost writers"; ambos son genios lúcidos que se interesan por la ciencia, pero desencadenan, tal vez por impetuosidad, en la literatura; y ambos son precursores de un estilo nuevo de literatura. Lamentablemente, sus coincidencias de vida llevaron a una ironía difícil de aceptar: ambos murieron jóvenes, el estadounidense a sus 46 y el chileno, con apenas 43 años, dejó páginas a medio escribir el día 31 de julio de 2009. Ambos escritores fallecieron producto de un cáncer y con un breve periodo de notificación.

Cuando le hice la pregunta "¿por qué escribes?" a ese otro escritor, me contestó que tenía una tormenta constante de ideas que necesitaba sacar para estar en tranquilidad. La manera de hacerlo era depositándolas en páginas y expresándolas a quien quisiera o pudiera leerlas, pero principalmente para sí mismo, para descubrir de qué se trataban realmente y ver qué forma adoptaban. Sergio Meier entrega sus ideas como pocos, seguro y convencido de ellas es capaz de dejarlas escapar y triunfar en la forma que adoptan. En una ocasión dijo que lo más importante son las ideas, los personajes se permearían de ellas. Me gustaría debatir sobre esto, me gustaría decirle a Sergio que estoy ansioso por su siguiente trabajo, que con sus libros y entrevistas y charlas y artículos dejó al género de la ciencia ficción y la fantasía en un sitial donde no admite cuestionamientos, el género de los nuevos profetas, el género literario que, por el sólo hecho de contar con representantes como tú, Sergio Meier, estoy seguro debe ser el más ligado a la creatividad y el ingenio.

"Que no está muerto lo que puede yacer eternamente,
y con los extraños eones incluso la muerte puede morir"
- H. P. Lovecraft, La Llamada de Cthulhu

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lunes, 11 de mayo de 2009

Sensibilidad de artista, no soy delincuente

En la era de la información... sí, tengo que partir con un cliché porque el tema central de este artículo es también trillado. Voy de nuevo, en la era de la información... mmmh, me arrepentí. Quiero una partida seria para un tema que parece estar plagado de intervenciones humorísticas, pero nunca nadie ríe. Ya sé, voy a ir contra mi estilo y no haré una ambientación para el tema principal del artículo. Aquí va:

En Chile se están discutiendo modificaciones a la ley de propiedad intelectual para actualizarla a los "nuevos" parámetros de la digitalización e Internet, actualmente en trámites en la cámara baja. Las recomendaciones de la nueva ley han sido pactadas entre cuatro paredes por el Gobierno y la Sociedad Chilena del derecho de Autor (SCD), o lo que es lo mismo, de espaldas a todas las personas, que se ven afectadas para bien o mal, por estas enmiendas.

No se puede, ni éticamente ni políticamente, ser juez y parte en las discusiones de tamaña trascendencia. La SCD hizo una huelga en momentos en que las manifestaciones le estaban pasando la cuenta al gobierno de Michelle Bachelet, lo que propició que llegaran a un "acuerdo". Increíblemente, en un estado que se publicita ciudadano y democrático, no sólo se cierran proyectos de ley como si de negocios se tratara sino que además la Ministra de Cultura de turno, Paulina Urrutia Fernández, niega los términos de éste públicamente. Obviamente termina por reconocer lo indesmentible, pero es realmente penoso.

Las leyes se debieran hacer para todos y con trascendencia a los gobiernos e instituciones, justas en su definición y aplicación para todos los ciudadanos y no para los que gritan más fuerte. Lo que consigue o, siendo estrictos, lo que pretende conseguir la SCD es que todos los chilenos seamos culpables de infringir el derecho de autor hasta que se demuestre lo contrario. Así es, al revés de lo que dicta la justicia y el precepto básico en que se construye una sociedad sana.

No voy a entrar en detalles de los "acuerdos", principalmente porque han sido cubiertos de manera importante por varios medios, como FayerWayer acá y acá, además de la ONG Derechos Digitales con su importante campaña "Trato Justos Para Todos" a la que invito a adherir.

Lo que quiero apuntar es el trabajo de los lobistas en las políticas llamadas "públicas". Si el gobierno puede llegar a acuerdos con distintas instituciones para evitarse problemas como gran argumento, entonces no existe ningún motivo para respaldar esas políticas. Y si ha sucedido esta vez, como en otras ocasiones, podemos tener razones en pensar que la confianza se ha menoscabado y que volverá a ocurrir. Me parece loable, sin embargo, que Internet sirva bien al propósito de difundir y detener estos actos, en último caso al menos denunciar.

Los invito a estar al tanto y participar en las campañas que van en beneficio de todos y no de algunos, porque no soy delincuente... ¿O sí?

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lunes, 16 de febrero de 2009

Cine en su casa. ¿No, gracias?

A finales de 2007, una noticia que incluso tenía la facultad de ponerme de mal humor era la trillada "guerra entre HD-DVD y Blu-Ray". Dos gigantes tecnológicos, Toshiba y Sony, retrasaron sus buenos años la incorporación al mercado del formato físico de alta definición por su incapacidad de llegar a un acuerdo por un sistema común que rescatara lo mejor de ambos bandos. Claramente, ambos querían ser los grandes beneficiados y creían tener entre manos la mejor opción.

Llegó 2008 y en el Consumer Electronics Show llevado a cabo en enero se comenzó a oír un rumor antipático: el formato de Toshiba, el radiante medio de alta capacidad, la tecnología que había tardado más de 6 años en completarse y había reunido a lo mejor de los fabricantes de tecnologías, estaba al borde del precipicio desde que Disney y Paramount le habían quitado el respaldo en favor del hijo de Sony. Finalmente, en un comunicado oficial fechado el 19 de febrero de 2008, Toshiba dio por perdida la batalla en su perjuicio y se retiró con la cola entre las piernas.

Para Sony, un escenario nuevo. Habían ganado la guerra de formatos con una de sus tecnologías. Después de fracasos reiterados que se remontan a la era en que el VHS se impuso al Betamax de la casa nipona, más tarde el MiniDisc, el formato de grabación DVD+R y el formato MicroMV de video digital para cámaras personales, y más recientemente los formatos de memorias portátiles "Memory Stick" y UMD. Todas éstas sólo parte de la historia de batallas perdidas del gigante del Sol Naciente.

Hoy día, un año después de esa gran victoria, la pregunta obvia es ¿qué tan bien ha capitalizado la gente de Sony el ir corriendo solos con su formato? Bueno, les anticipo que parte de la respuesta es "no están solos".

Toda guerra tiene perdedores en ambos bandos, porque si bien Sony venció, las batallas que se sucedieron llegaron más allá del tiempo que uno pensaría como suficiente y el mercado hace mucho rato estaba listo para las películas y contenidos en alta definición de audio y video. Por supuesto, nadie iba a apostar tan decididamente a un contendor, por lo que varios apostaron a sí mismos.

Apple, Amazon, NetFlix y otros vendedores de contenidos comenzaron a desarrollar sus propios sistemas de distribución y licenciamiento de material en alta definición, especialmente películas de culto, estrenos recientes y conciertos. Además, en Estados Unidos, Europa y Japón se comenzaron a transmitir series y películas por la señal abierta en alta definición. Para la hora en que Blu-Ray arribó como único formato físico post DVD, el público estaba con el hambre saciada y las ansias calmas.

El año 2009 se presenta, entonces, como un año crucial para que Blu-Ray despegue de una vez por todas. Lo que juega a favor de Sony, por el momento, es que el material en BD (Blu-Ray Disc) es de mucha mejor calidad que aquél preparado para descargas desde Internet, que no pueden ser mayores a 10 GB para ser comercialmente aceptables. Lamentablemente, lo que juega en contra es más fácil de sostener como argumento. Si yo fuera a recomendar un reproductor de Blu-Ray no lo haría a cualquiera y no tiene que ver con el precio (que ya que estamos es muy alto todavía), tiene que ver con el leitmotiv.

Me explico, cuando el VHS dominaba en nuestros hogares y comenzó a aparecer ese disco que parecía un CD con películas "interactivas" y con mejor calidad de audio y video, sólo necesitábamos cambiar nuestro viejo reproductor por un DVD player, manteniendo la misma tele vieja y ya podíamos disfrutar de juegos, extras, escenas, audio envolvente, subtítulos o doblaje desde nuestros DVD. El valor agregado era notable y el cambio no costaba mucho. O sea, la famosa relación Costo/Beneficio se inclinaba a nuestro favor. Ahora, esto no se repite porque la diferencia entre DVD y Blu-Ray no está en el fondo, sino en la forma. Si bien los discos BD tienen perspectivas de mejorar la interacción con el espectador, lo que tenemos hoy día es un menú interactivo, extras, opciones de audio, escenas, es decir lo mismo que en un DVD. Es cierto, ahora el menú principal lo podemos desplegar mientras sigue la película, pero esto no es sufieciente cambio como para justificar la migración.

Donde sí está el cambio radical es en la imagen y en el sonido. La imagen se ofrece mayoritariamente en alta definición 1080p (full HD), con una nitidez que no se puede creer. El audio por su parte se ofrece en una de 3 excelentes modalidades sin pérdida (sin compresión): PCM Lineal, Dolby TrueHD o DTS-MA HD. Todas con hasta 7.1 canales de sonido envolvente simultáneo.

Pues bien, decía que el cambio de VHS a DVD fue notable sólo reemplazando el repoductor. En el caso de la transición desde DVD a Blu-Ray, si sólo cambiamos el reproductor, me atrevo a decir que no habrá mayor cambio. Para disfrutar completamente la experiencia se requiere partir por un televisor de alta definición (HDTV), luego el reproductor Blu-Ray y finalmente un sistema de sonido a la altura (receptor + parlantes + subwoofer). En la suma total una inversión que no está al alcance inmediato de cualquier familia. Ésta es sólo la primera restricción, si bien la más importante. La segunda guarda relación con la sala donde situar todos estos componentes y se podrá entender que necesitamos un gran espacio para que no tengamos un "cine en casa" para uno. Si además pensamos que hay mucha gente que se conforma con bajar películas desde Internet y escuchar en estéreo, entonces vemos el público reducirse drásticamente.

Por lo anterior, a un año de que Sony lleve compitiendo solo como formato físico, aún existen aprehensiones sobre su idoneidad para convertirse en el sucesor del DVD. Las mejoras en el ancho de banda comercial y la preparación para el futuro de las empresas de cable como distribuidores de contenido en HD hacen esperar con entusiasmo lo que se viene, pero debería hacer reaccionar a Sony para que no genere más trabas de las recomendadas (como cobrar excesivas cuotas por licencias a los fabricantes de reproductores Blu-Ray).

Para 2009 todos los estudios cinematográficos importantes se han comprometido a liberar sus mejores películas en formato de alta definición, y las descargas (compras y arriendo) desde Internet se asoman como un gran canal al alcance de todos los bolsillos. Puede ser que Sony haya ganado la guerra y la sorpresa de este nuevo estado los haya dejado preguntándose qué se necesita ahora, cuál es el siguiente paso. Pero también puede ser que el gigante japonés haya ganado la guerra en el frente equivocado.

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jueves, 31 de julio de 2008

Porque no tenemos nada...

"Porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo". Con estas convincentes palabras Carlos Dittborn defendió la opción de Chile ante la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) para la realización del mundial de fútbol del año 1962. El mundial fue todo un éxito y los países participantes alabaron la capacidad de organización y la infraestructura que el país anfitrión logró levantar.

Este evento, además, fue el responsable de la masificación de los aparatos receptores de televisión en Chile, casi cinco años después de la primera transmisión realizada el cinco de octubre de 1957 por la Universidad Católica de Valparaíso. Este hecho, sin embargo, llegaba con un atraso desconcertante. Estados Unidos, pionero en este ámbito, había comenzado sus transmisiones comerciales en 1941 y en Latinoamérica Nicaragua fue líder en la implementación partiendo en 1947 y seguido en 1949 por Cuba. Para el año en que Chile comenzó sus transmisiones, México, Brasil (1950); Argentina (1951); República Dominicana (1952); Venezuela (1953); Colombia, Puerto Rico (1954); Guatemala y Uruguay (1956) ya habían realizado sus primeras transmisiones.

Entonces, la brecha que separaba al país austral de los países desarrollados en cuanto a la tecnología televisiva era de alrededor de 3 lustros. La siguiente gran transición fue el ingreso de la televisión a color. Esto sucedió en Estados Unidos con la creación de la NTSC (National Television Standards Committee) en el año 1953. Pasarían largos veinticinco años para que los chilenos pudieran disfrutar de esta colorida tecnología.

Y hoy, a pesar de la globalización y el avance de las comunicaciones, la brecha no parece acortarse.

El último gran salto de la televisión ha sido el cambio desde una señal analógica a digital. Esta mejora ha permitido un mayor aprovechamiento de las bandas de radio a la par con una notable calidad en la imagen y el sonido. Además, están las optimizaciones como la capacidad de transmitir distintas frecuencias utilizando la misma banda que hoy abarca sólo un canal y la apoteósica transmisión de señal en alta definición (HD, por su sigla en inglés).

Estados Unidos comenzó a transmitir en alta definición en el año 1998 y ya lo hacía diez años más tarde que Japón. Auspiciosamente, Chile comenzó a hacer sus primeras investigaciones en este campo en el año 1999, pero desde entonces se ha pospuesto la decisión sobre una norma estándar en más de diez ocasiones. Eso es más que una vez cada año.

Muchas veces esta prórroga ha ido acompañada de la disculpa gubernamental "necesitamos hacer más pruebas, dada la magnitud de la decisión" y así es, porque la norma de Televisión Digital Terrestre puede redituar o costar millones de dólares a muchas partes interesadas. Lo cierto es que si las razones de aplazar la decisión son técnicas, nunca será un buen momento para decidir, pues el mundo de las tecnologías avanza mucho más rápido que la burocracia política.

El 17 de febrero de 2009, Estados Unidos realiza lo que se ha denominado "apagón analógico". Ese día todos los hogares que no cuenten con un receptor digital no podrán seguir recibiendo señal televisiva. Este proceso de transición ha durado diez años y en el último tiempo ha habido una fuerte campaña para promover la actualización. Por otro lado, para Chile ese día será uno más sin siquiera comenzar a implementar oficialmente la Televisión Digital Terrestre. Se estima que de adoptarse una norma digital antes de que acabe el año 2008, la implementación nacional de la televisión digital se lograría hacia el 2012 y el apagón analógico no ocurriría antes de 2025.

Si contamos desde las primeras transmisiones comerciales en Estados Unidos en 1941 hasta las primeras en Chile en 1957, tenemos 16 años de distancia. Si volvemos a contar, esta vez desde el apagón analógico en Estados Unidos en 2009 hasta el apagón analógico esperado en Chile en 2025, tenemos nuevamente desventajosos 16 años.

Tal parece que el país patagónico no logra acortar la brecha, pero claramente no es una cuestión de capacidad o infraestructura. Los canales nacionales en Chile han estado experimentando con las distintas normas desde hace varios años. Por ello es que más se demuestra una mella en la producción de espíritus innovadores y capaces, situados en los puestos de decisión, con el coraje de vociferar a todo pulmón las palabras "porque no tenemos nada, queremos hacerlo todo".

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miércoles, 16 de julio de 2008

Una (y otra) encrucijada moral

Muy frecuentemente nos encontramos con encrucijadas morales para las cuales habrá argumentos válidos a favor o en contra. Les puedo contar de una situación que al final del día no presenta ningún problema para nadie, pero que sirve perfectamente para graficar mi punto.

Hace algunas semanas, me encontraba en un paradero de microbuses en Santiago. Había aglomeración (más que de costumbre) porque el Metro tenía problemas y todos sus habituales pasajeros debimos optar por el transporte de superficie. El paradero es el primero del recorrido por lo que se forman filas para los que quieren ir sentados, mientras que los que prefieren ir de pie suben cuando los asientos se acaban, sin filas ni mayores esperas. Generalmente optaría por este último grupo, pero no ese día.

Decidí que aprovecharía el viaje en microbús para leer y por lo tanto aguantaría los minutos de espera en la fila con tal de obtener un no tan cómodo asiento. Me dirigí al final de la cola y, cincuenta metros después, estaba esperando mi turno de subir tras una señora (casi) rubia y delante de un tipo que no paraba de mirar atrás suyo, esto lo sabía porque tampoco yo paraba de mirar detrás de él: una trigueña nos regalaba un escote generoso sin miramientos sobre los gélidos ocho grados que había.

Cuatro microbuses después y luego de cerca de quince minutos de espera, estaba tomando posición en un asiento de plástico frío. Me acomodé, saqué de mi bolso compañero el libro que me había propuesto leer y me apronté a retomar desde el último párrafo de la historia. El microbús comienza su viaje y de una manera síncrona, al finalizar mi primer párrafo releído, el bus hace su primera parada del trayecto. Cuando ya empezaba a leer lo nuevo, se pone de pie al lado de mi asiento una señora mayor, probablemente cerca de los setenta años, cargada con un par de bolsas y cuadernos. Por un momento, sin mirarla a la cara aún, sentí sus ojos clavados en mi ya cómodo cuerpo.

Desde chico mi madre me enseñó, y nunca por medio de la obligación, que los ancianos y embarazadas tienen preferencia en estos casos. Pero en ese instante, siendo muy honesto, pensé en la cantidad de personas sentadas, jóvenes y sin un libro en la mano, y en la decisión abominable de la señora anciana en seleccionar precisamente mi lugar.

Yo sabía lo que tenía que hacer, pero transcurrieron segundos eternos en que esperé que alguien más cediera el asiento y me recriminé por hacer la fila de quince minutos. Finalmente la anciana se dirigió al final del microbús y me bajó un sentimiento de culpa merecido que conspiró contra mis ganas de disfrutar el libro. No me pude concentrar más que en mi egoísta actitud.

Esta encrucijada moral puede no ser tal para muchas almas más bondadosas que ni siquiera hubieran pensado los segundos que dejé pasar y hubieran cedido el puesto inmediatamente. Tampoco para los muchos que andan por la vida sin preocuparse por los demás, aunque se trate del más desvalido de los mortales.

Una de estas encrucijadas, guardando toda proporción, se dio a conocer el 2 de julio de este año cuando se supo del exitoso operativo que liberó a quince rehenes de las FARC con un impresionante registro sin muertos ni heridos.

Hoy por hoy, se discute acaloradamente sobre la supuesta "táctica" del Ejército Nacional de Colombia de utilizar símbolos de la Cruz Roja Internacional en su helicóptero de rescate y en brazaletes de los rescatistas. Un razonamiento superficial nos llevaría a pensar que gracias a eso se logró un operativo impecable y que no es tan importante "engañar a los malos" con tal de lograr asestarles un golpe de las proporciones que conocemos. Para mí, al menos, esto está lejos de ser cierto.

Por supuesto que estoy feliz de que esas quince personas estén hoy con sus familias y a salvo, pero el costo humanitario pudo haber sido muy alto de confirmarse el uso de símbolos de la Cruz Roja. ¿Por qué? El Comité Internacional para la Cruz Roja es un organismo sin fines de lucro y de carácter humanitario a nivel mundial. Aporta siempre con su auxilio en cada catástrofe que el planeta conoce, sobre todo en el tercer mundo (odio este concepto). Es también conocida por su participación activa en las guerras y revueltas, donde el organismo tiene la misión de ser neutral e imparcial. Para la Cruz Roja no hay "buenos" y "malos", sólo seres humanos en condición de socorro.

Por lo anterior, utilizar símbolos de la Cruz Roja en un engaño flagrante resulta en el socavado del organismo y, peor aún, en una pérdida de confianza que pueda llevar a grupos como las FARC a no reconocer la autoridad de la Cruz Roja, perdiendo importante ayuda para las más de 700 personas que aún aprisiona el grupo paramilitar. Además de esto, Colombia se expone a sanciones internacionales con carácter de delito según lo acordado en la Convención de Ginebra, tratados firmados por el país caribeño en 1949.

Posiblemente otra encrucijada moral con defensores y detractores, pero a la larga yo supe que debí haber dado el asiento a alguien que ha vivido más que yo y tiene menos fuerzas y ojalá lo hubiera hecho. Esperemos no tener nunca que declarar "el Ejército colombiano debió quitar sus emblemas de la Cruz Roja, ojalá lo hubiera hecho".

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martes, 15 de julio de 2008

Inspirar, Expirar

Los extremos, normalmente, deberían confluir al equilibrio. Si hay fuentes de inspiración que podemos explotar en busca de nutrientes esenciales para acercarnos a la felicidad, éstas se encuentran en los niños. La evocación de esa época perdida, pero añorada en toda nuestra adultez, la vemos reflejada en la cara de cada infante que nos regala una edulcorada sonrisa. Pero también encontramos inspiración para dar siempre el siguiente paso con la frente en alto, para luchar cada segundo por nuestros ideales y para no abatirnos por los problemas, con sólo prestar atención a la gente mayor.

Tal es el caso de Olive Reily, una señora de nada más y nada menos que 108 años cumplidos y en rumbo a los 109 por cumplir en octubre de este año. Ella es conocida como la posteadora más anciana del mundo y hace poco tiempo publicó su entrada número setenta.

Ciertamente me recuerda a mi lela (así llamaba a mi abuela materna) que no se cansaba de “aplanar calles” y le gustaba visitarnos y tenernos de visita. Del mismo modo, pero en un tono virtual, Olive invita a todos a su vida mediante sus publicaciones en el blog "The Life of Riley", donde cuenta historias que construyen imágenes que no conocimos y que nos hacen entender la vida de antes. Por ejemplo, lavar la ropa implica en nuestros tiempos reunir las vestimentas, meterlas en la lavadora y sentarse a esperar. ¡Incluso sale seca! Olive cuenta en su blog que para ella implicaba desde reunir madera para hacer una fogata donde calentar agua en una olla de cobre hasta refregar incesantemente con escobilla y jabón contra una gran piedra. Hasta el uso de blanqueadores se podía tornar peligroso.

Olive comenzó a hacer sus entradas a sugerencia de Mike Rubbo, quien realizó un documental hace cuatro años basado en la vida de la mujer. Al principio Mike tuvo que explicar qué era un blog, pero luego de eso Olive abrazó con fuerza la idea de tener un diario de vida que pudiera compartir con el mundo. Comenzó un nuevo proyecto a la edad de 104 años y se ha dedicado con fervor y el entusiasmo de una joven desde entonces.

El apoyo multimedia también está presente en su blog con insertos desde YouTube donde conversa y canta canciones populares de principio del siglo veinte, además de otras tradiciones pre y post Gran Guerra.

Olive nació en 1899 y ha transitado tres siglos distintos, vivió la Primera y Segunda Guerra Mundial, presenció la caminata lunar y recibió el año 2000 con un espíritu difícil de identificar con una mujer de 100 años. En definitiva, Olive Reily ha disfrutado la vida y ha vivido en carne propia el vertiginoso desarrollo de nuestra sociedad.

Cómo no encontrar inspirador su testimonio tácito al mundo, con su capacidad, con su fuerza y amor a la vida. Con su visión integral del siglo pasado, la experiencia que, sin pretenderlo ella, bulle de sus relatos, con la alegría que le hacía comentar que cantaba “una canción feliz, como cada día”.

La querida y respetable Olive Reily falleció el día sábado 12 de julio, el mismo día en que nació este blog, pero para todos esto es sólo un dato más. Olive se ha inmortalizado con sus comentarios y entradas y nos ha dejado un mensaje ineludible: no hay edad para un nuevo comienzo.

Inspirador.



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