lunes, 16 de febrero de 2009

Cine en su casa. ¿No, gracias?

A finales de 2007, una noticia que incluso tenía la facultad de ponerme de mal humor era la trillada "guerra entre HD-DVD y Blu-Ray". Dos gigantes tecnológicos, Toshiba y Sony, retrasaron sus buenos años la incorporación al mercado del formato físico de alta definición por su incapacidad de llegar a un acuerdo por un sistema común que rescatara lo mejor de ambos bandos. Claramente, ambos querían ser los grandes beneficiados y creían tener entre manos la mejor opción.

Llegó 2008 y en el Consumer Electronics Show llevado a cabo en enero se comenzó a oír un rumor antipático: el formato de Toshiba, el radiante medio de alta capacidad, la tecnología que había tardado más de 6 años en completarse y había reunido a lo mejor de los fabricantes de tecnologías, estaba al borde del precipicio desde que Disney y Paramount le habían quitado el respaldo en favor del hijo de Sony. Finalmente, en un comunicado oficial fechado el 19 de febrero de 2008, Toshiba dio por perdida la batalla en su perjuicio y se retiró con la cola entre las piernas.

Para Sony, un escenario nuevo. Habían ganado la guerra de formatos con una de sus tecnologías. Después de fracasos reiterados que se remontan a la era en que el VHS se impuso al Betamax de la casa nipona, más tarde el MiniDisc, el formato de grabación DVD+R y el formato MicroMV de video digital para cámaras personales, y más recientemente los formatos de memorias portátiles "Memory Stick" y UMD. Todas éstas sólo parte de la historia de batallas perdidas del gigante del Sol Naciente.

Hoy día, un año después de esa gran victoria, la pregunta obvia es ¿qué tan bien ha capitalizado la gente de Sony el ir corriendo solos con su formato? Bueno, les anticipo que parte de la respuesta es "no están solos".

Toda guerra tiene perdedores en ambos bandos, porque si bien Sony venció, las batallas que se sucedieron llegaron más allá del tiempo que uno pensaría como suficiente y el mercado hace mucho rato estaba listo para las películas y contenidos en alta definición de audio y video. Por supuesto, nadie iba a apostar tan decididamente a un contendor, por lo que varios apostaron a sí mismos.

Apple, Amazon, NetFlix y otros vendedores de contenidos comenzaron a desarrollar sus propios sistemas de distribución y licenciamiento de material en alta definición, especialmente películas de culto, estrenos recientes y conciertos. Además, en Estados Unidos, Europa y Japón se comenzaron a transmitir series y películas por la señal abierta en alta definición. Para la hora en que Blu-Ray arribó como único formato físico post DVD, el público estaba con el hambre saciada y las ansias calmas.

El año 2009 se presenta, entonces, como un año crucial para que Blu-Ray despegue de una vez por todas. Lo que juega a favor de Sony, por el momento, es que el material en BD (Blu-Ray Disc) es de mucha mejor calidad que aquél preparado para descargas desde Internet, que no pueden ser mayores a 10 GB para ser comercialmente aceptables. Lamentablemente, lo que juega en contra es más fácil de sostener como argumento. Si yo fuera a recomendar un reproductor de Blu-Ray no lo haría a cualquiera y no tiene que ver con el precio (que ya que estamos es muy alto todavía), tiene que ver con el leitmotiv.

Me explico, cuando el VHS dominaba en nuestros hogares y comenzó a aparecer ese disco que parecía un CD con películas "interactivas" y con mejor calidad de audio y video, sólo necesitábamos cambiar nuestro viejo reproductor por un DVD player, manteniendo la misma tele vieja y ya podíamos disfrutar de juegos, extras, escenas, audio envolvente, subtítulos o doblaje desde nuestros DVD. El valor agregado era notable y el cambio no costaba mucho. O sea, la famosa relación Costo/Beneficio se inclinaba a nuestro favor. Ahora, esto no se repite porque la diferencia entre DVD y Blu-Ray no está en el fondo, sino en la forma. Si bien los discos BD tienen perspectivas de mejorar la interacción con el espectador, lo que tenemos hoy día es un menú interactivo, extras, opciones de audio, escenas, es decir lo mismo que en un DVD. Es cierto, ahora el menú principal lo podemos desplegar mientras sigue la película, pero esto no es sufieciente cambio como para justificar la migración.

Donde sí está el cambio radical es en la imagen y en el sonido. La imagen se ofrece mayoritariamente en alta definición 1080p (full HD), con una nitidez que no se puede creer. El audio por su parte se ofrece en una de 3 excelentes modalidades sin pérdida (sin compresión): PCM Lineal, Dolby TrueHD o DTS-MA HD. Todas con hasta 7.1 canales de sonido envolvente simultáneo.

Pues bien, decía que el cambio de VHS a DVD fue notable sólo reemplazando el repoductor. En el caso de la transición desde DVD a Blu-Ray, si sólo cambiamos el reproductor, me atrevo a decir que no habrá mayor cambio. Para disfrutar completamente la experiencia se requiere partir por un televisor de alta definición (HDTV), luego el reproductor Blu-Ray y finalmente un sistema de sonido a la altura (receptor + parlantes + subwoofer). En la suma total una inversión que no está al alcance inmediato de cualquier familia. Ésta es sólo la primera restricción, si bien la más importante. La segunda guarda relación con la sala donde situar todos estos componentes y se podrá entender que necesitamos un gran espacio para que no tengamos un "cine en casa" para uno. Si además pensamos que hay mucha gente que se conforma con bajar películas desde Internet y escuchar en estéreo, entonces vemos el público reducirse drásticamente.

Por lo anterior, a un año de que Sony lleve compitiendo solo como formato físico, aún existen aprehensiones sobre su idoneidad para convertirse en el sucesor del DVD. Las mejoras en el ancho de banda comercial y la preparación para el futuro de las empresas de cable como distribuidores de contenido en HD hacen esperar con entusiasmo lo que se viene, pero debería hacer reaccionar a Sony para que no genere más trabas de las recomendadas (como cobrar excesivas cuotas por licencias a los fabricantes de reproductores Blu-Ray).

Para 2009 todos los estudios cinematográficos importantes se han comprometido a liberar sus mejores películas en formato de alta definición, y las descargas (compras y arriendo) desde Internet se asoman como un gran canal al alcance de todos los bolsillos. Puede ser que Sony haya ganado la guerra y la sorpresa de este nuevo estado los haya dejado preguntándose qué se necesita ahora, cuál es el siguiente paso. Pero también puede ser que el gigante japonés haya ganado la guerra en el frente equivocado.

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